miércoles, 24 de febrero de 2010

Romulo Gallegos


Nació en Caracas. Hijo de Rómulo Gallegos Osío y de Rita Freire Guruceaga, en 1888 cursó la escuela en primaria. En 1894 ingresó en el Seminario Metropolitano, pero sale obligado por la muerte de su madre, el 13 de marzo de 1896 y por la necesidad de ayudar a su padre a sostener la familia. Luego en 1898 ingresa en el colegio Sucre, donde tiene como maestros a Jesús María Sifontes y a José Manuel Núñez Ponte y recibe el título de bachiller en 1902. En ese mismo año se inscribe en la Universidad de Caracas para seguir la carrera de leyes, que abandona en 1905. En 1906, fue designado jefe de la estación del Ferrocarril Central, en Caracas. Ya Gallegos había comenzado su larga trayectoria como escritor.[1]

Vida literaria [editar]

En sus comienzos como narrador, Rómulo Gallegos publicó Los Aventureros (Caracas, 1913), una colección de cuentos. Otros relatos son recopilados en La Rebelión y otros cuentos (Caracas, 1946) y La Doncella y el Último Patriota (México, 1957).[2] Su período como cuentista abarca desde 1913 hasta 1919, aunque otros cuentos se publicarán en 1922. En sus obras siempre mantendrá el realismo, las cuales se dividen en tres temáticas fundamentales: Los de crítica de costumbres, los de ambiente criollo donde plantea la antinomia civilización y barbarie, y los que describen pasiones, desequilibrios y anormalidades.

Sus novelas reflejan su interés por la vida del campesinado venezolano. Su primera novela, El último Solar (1920), la reeditaría en 1930 con el título de Reinaldo Solar que relata la historia de la decadencia de una familia aristocrática a través de su último representante, en el que se adivina a su amigo Enrique Soublette, con quien fundará en 1909 la revista Alborada. En 1922 escribe El forastero pero lo publica empezando el año de 1942 por temor a la reacción del dictador Gómez. En 1922 logra publicar La rebelión y en 1925 publica La Trepadora, retratando en ambas el problema del mestizaje, planteando como solución los matrimonios mixtos. En 1926 viaja a Europa y en Lourdes redescubre su fe perdida.

En 1927 viaja para presenciar los llanos venezolanos y así documentarse para su próxima novela. El resultado sería Doña Bárbara publicada en 1929. Doña Bárbara representa aquella Venezuela cruel, insensible por la corrupción, traición, despotismo, falta de libertad, latifundismo e injusticia y brujería; pero en el melodrama se muestra que en la realidad existía también una raza buena que ama, sufre y espera para luchar contra la dictadura desenfrenada de aquel entonces, gente representada por Santos Luzardo.[3] Esta novela lo llevaría al reconocimiento público, fue la más exitosa de sus obras. El dictador Juan Vicente Gómez al ver su prestigio lo nombró en 1931 senador por el estado de Apure, pero sus convicciones democráticas lo hicieron renunciar al cargo y expatriarse, exiliándose en 1931 a Nueva York.

En 1932 va a España y permanece allí hasta que en 1935 muere el dictador y Rómulo Gallegos decide volver a Venezuela. En el año de 1934 publica Cantaclaro, y en 1935 Canaima. Así como para Gallegos el mestizaje era la solución de los conflictos entre mantuanos e indígenas, el mestizaje también sería la solución de los conflictos de civilización y barbarie.

En el año 1937 publica Pobre negro, en 1942 El forastero, y al año siguiente Sobre la misma tierra. En 1951 publica La brizna de paja en el viento. En 1952 comienza a redactar su última novela Tierra bajo los pies, que permanecería inédita hasta su tardía publicación en 1973.

Traducciones [editar]

De muchas obras de Rómulo Gallegos se han hecho incontables ediciones en una gran cantidad de idiomas, siendo Doña Bárbara la más popular y la que más traducciones ha tenido en todo el mundo (inglés, francés, ruso, italiano, esperanto, etc.). De La Trepadora se hizo en Caracas una notable traducción al italiano, lo que ayuda a comprender la idea de que el enfoque de los temas tratados por Rómulo Gallegos es mucho más universal de lo que en un principio pudiera parecer[4]

Reconocimientos [editar]

La Universidad de Columbia le confiere el Doctorado Honoris Causa en 1948, al cual renuncia en 1955 cuando le otorgan la misma distinción al dictador guatemalteco Carlos Castillo Armas, con esto sigue mostrando su convicción democrática. Es distinguido por otras universidades, entre las que se encuentran la Universidad de San Carlos en Guatemala (1951), la Universidad de Costa Rica (1951), la Universidad de Oklahoma en Estados Unidos (1951), Universidad Central de Venezuela (1958), Universidad de Los Andes en Venezuela (1958) y la Universidad del Zulia (1958). Fue nominado al Premio Nobel de Literatura y ganó el Premio Nacional de Literatura (1957-1958).

Vida política [editar]

Comenzó su carrera política a muy temprana edad militando en oposición al dictador Juan Vicente Gómez. En 1937 Gallegos es elegido diputado y poco a poco abandonará la literatura para dedicarse a la política. Cuando el general López Contreras asume la presidencia, se inicia una era reformista en Venezuela y fue nombrado en 1936 Ministro de Educación en el gobierno de Contreras, pero sus esfuerzos para llevar a cabo una profunda reforma escolar fracasaron, y se le obligó a dimitir. En 1941 el partido democrático nacional Acción Democrática, del cual figura fundador, propone a Gallegos como presidente. En 1945 participó en el golpe militar que llevó al poder a Rómulo Betancourt como presidente provisional del país, y fue en las primeras elecciones libres de Venezuela de 1947 cuando es elegido presidente de la nación. Toma el cargo el 15 de febrero de 1948 pero en noviembre del mismo año el ejército se subleva en el Golpe de estado de 1948 bajo el mando de una junta militar encabezada por Carlos Delgado Chalbaud y lo destituyen de su cargo; muere así la experiencia democrática. Exiliado de nuevo, va a Cuba y a México en 1949, Rómulo Gallegos regresó a su país al ser liberado éste de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez en 1958, pero ya no se dedicaría a la política. Vivió en Caracas hasta el día de su muerte, en 1969.

Trabajos publicados [editar]

Novelas [editar]

Cuentos [editar]

  • Sol de Antaño, publicado también como Las Rosas en El Cojo Ilustrado, 1 de enero de 1910. Incluido en Los Aventureros.
  • La Liberación, publicado en El Cojo Ilustrado, 1 de marzo de 1910. Incluido en Los Aventureros.
  • Una aberración curiosa, publicado en El Cojo Ilustrado, 15 de octubre de 1910. Incluido en La Doncella y el Último patriota.
  • Las Novias del Mendigo, publicado en El Cojo Ilustrado, 1 de diciembre de 1910. Incluido en Los Aventureros.
  • El Último Patriota, publicado en El Cojo Ilustrado, 15 de enero de 1911. Incluido en La Doncella y el Último Patriota.
  • Los Aventureros, publicado en El Cojo Ilustrado, 1 de febrero de 1911. Incluido en Los Aventureros.
  • Entre las ruinas, publicado en El Cojo Ilustrado, 15 de agosto de 1911. Incluido en La Doncella y el Último Patriota.
  • El apoyo, publicado en El Cojo Ilustrado, 1 de octubre de 1912. Incluido en Los Aventureros.
  • El milagro del año, publicado en Los Aventureros, 1913.
  • Estrellas sobre el barranco, publicado en Los Aventureros, 1913.
  • El cuento de carnaval, publicado en El Cojo Ilustrado, 15 de febrero de 1914. Incluido en La Doncella y el Último Patriota.
  • El análisis, publicado en El Cojo Ilustrado, 15 de abril de 1914. Incluido en La Doncella y el Último Patriota.
  • Un caso clínico, publicado en La Revista, 20 de junio de 1915. Incluido en La Doncella y el Último Patriota.
  • La Esfinge, publicado en La Revista, 26 de septiembre de 1915. Incluido en La Doncella y el Último Patriota.
  • El piano viejo, publicado en La Revista, 1916. Incluido en La Rebelión y otros cuentos.
  • Los Menganez, publicado en Actualidades, 9 de febrero de 1919. Incluido en La Rebelión y otros cuentos.
  • Una resolución enérgica, publicado en Actualidades, 16 de febrero de 1919. Incluido en La Rebelión y otros cuentos.
  • El cuarto de enfrente, publicado en Actualidades, 23 de febrero de 1919. Incluido en La Rebelión y otros cuentos.
  • El crepúsculo del Diablo, publicado en Actualidades. 2 de marzo de 1919. Incluido en La Rebelión y otros cuentos.
  • Alma Aborigen, publicado en Actualidades, 9 de marzo de 1919. Incluido en La Doncella y el Último Patriota.
  • El Paréntesis, publicado en Actualidades, 16 de marzo de 1919. Incluido en La Rebelión y otros cuentos.
  • La ciudad muerta, publicado en Actualidades, 23 de marzo de 1919. Incluido en La Rebelión y otros cuentos.
  • La encrucijada, escrito en 1913 pero publicado en Actualidades el 30 de marzo de 1919. Incluido en La Doncella y el Último Patriota.
  • Pataruco, publicado en Actualidades, 6 de abril de 1919. Incluido en La Rebelión y otros cuentos.
  • Pegujal, publicado en Actualidades, 20 de abril de 1919. Incluido en La Rebelión y otros cuentos.
  • La hora menguada, publicado en Actualidades, 27 de abril de 1919. Incluido en La Rebelión y otros cuentos.
  • Marina, publicado en Actualidades, 11 de mayo de 1919. Incluido en La Rebelión y otros cuentos.
  • Paz en las alturas, publicado en Actualidades, 18 de mayo de 1919. Incluido en La Rebelión y otros cuentos.
  • Un Místico, publicado en Actualidades, 1 de junio de 1919. Incluido en La Rebelión y otros cuentos.
  • La fruta del cercado ajeno, publicado en Actualidades, 8 de junio de 1919. Incluido en La Rebelión y otros cuentos.
  • El Maestro, publicado en Actualidades, 27 de julio de 1919. Incluido en La Rebelión y otros cuentos.
  • La Rebelión, publicado en La Lectura Semanal, 30 de abril de 1922. Incluido en La Rebelión y otros cuentos.
  • Los Inmigrantes, publicado en La Novela Semanal, 9 de septiembre de 1922. Incluido en La Rebelión y otros cuentos.
  • Doña Barbara, publicado en 1929 bajo la editorial Araluce.

Manuel Diaz Rodriguez


Manuel Díaz Rodríguez (Chacao (Estado Miranda, 28 de febrero de 1871 - Ciudad de Nueva York, 24 de agosto de 1927) fue un escritor modernista venezolano hijo de inmigrantes canarios.

Su primer libro, "Sensaciones de Viaje", fue publicado en París en 1896. Su triunfo como escritor va a ser inmediato ya que obtiene el premio de la Academia Venezolana de la Lengua.

Cuando Díaz Rodríguez regresa a Venezuela se incorpora al grupo de intelectuales que se han agrupado en torno a las revistas El Cojo Ilustrado y "Cosmópolis". Va a ser uno de los integrantes de la llamada Generación de 1898 en Venezuela al lado de Pedro Emilio Coll, Luis Manuel Urbaneja Achelpohl, Pedro César Dominici y César Zumeta.

Los primeros años de su vida como escritor son bastante fecundos, pues en 1897 publica "Confidencias de Psiquis", con prólogo de Pedro Emilio Coll, y en 1898 publica "De mis Romerías".

En 1899 contrae matrimonio con Graciela Calcaño, hija del escritor Eduardo Calcaño, y regresa a París. Este mismo año publica "Cuentos de Color", nueve narraciones que tienen el nombre de un color determinado el cual asociado con un estado del alma constituye la atmósfera de cada cuento.

Regresa a Venezuela en 1901. En ese momento se ha apartado de la medicina y se dedica por completo a escribir. Publica su primera novela, "Idolos Rotos", que es un cuestionamiento del estado social, político y cultural que se vivió en Venezuela en la época de Cipriano Castro, a quien se opone abiertamente. Al año siguiente publica su segunda novela, "Sangre Patricia", en la que plantea el tema de la Guerra Civil. Con ella culmina lo que algunos críticos consideran la primera y la mejor etapa de la obra de Díaz Rodríguez.

Tras la muerte de su padre se refugia en la hacienda para evitar la bancarrota. Va a comenzar para él un largo retiro de casi siete años en medio de un silencio literario absoluto pero donde observa la vida de los labriegos, acumulando vivencias para una novela que escribirá años más tarde, "Peregrina o El Pozo Encantado".

En 1908 llega al poder Juan Vicente Gómez. Díaz Rodríguez se convierte en su colaborador y da comienzo a su trayectoria política. Durante diecisiete años ocupa diferentes altos cargos en la administración de Gómez, como vicerrector de la Universidad Central de Venezuela, director de Instrucción y Bellas artes (1913), Ministro de Relaciones Exteriores (1914), Senador por el Estado Bolívar (1915), Ministro de Fomento (1916), Presidente del estado Nueva Esparta (1925) y Presidente del Estado Sucre (1926).

En 1910 publica "Camino de Perfección" que es un ensayo sobre la vanidad y el orgullo, en 1918 "Sermones Líricos" y en 1926 "Peregrina". El mismo año pasa a ser miembro de la Academia Nacional de la Historia.

Víctima de una grave enfermedad de la garganta, Manuel Díaz Rodríguez se traslada a Nueva York en mayo de 1927 en donde muere el 24 de agosto.

Teresa de la Parra


Nace en París en 1889, para ese entonces sus padres se encuentran fortuitamente en esta ciudad,[2] pero a los dos años llega a Venezuela. Su familia formaba parte de la aristocracia venezolana y al sector de los terratenientes. En la hacienda de caña "El Tazón", cercana a Caracas, pasa su infancia. Tan provinciana vida se trastoca seis años después, al morir repentinamente su padre. Es una niña de 11 años cuando su familia decide fijar residencia en Europa. Se instalan en Mislata (Valencia), España, y Teresa es internada en el Colegio religioso Sagrado Corazón de Godella(Valencia). Allí comienza a expresar su inquietud por la poesía. Se dedica a la lectura de escritores famosos como, Guy de Maupassant, Catulle Méndes y Valle-Inclán, quienes van a ejercer gran influencia en su formación literaria.[1] En 1909, cuando aún no cumple 20 años, compone unos versos para el día de la Beatificación de la Madre Magdalena Sofía Barat. En el festejo recibe el primero de los muchos reconocimientos que obtendrá a lo largo de su vida; el primer premio escolar.

Regreso a Caracas [editar]

En 1910, los Parra Sanojo están de vuelta en Caracas. Viven en una casa de estilo colonial, situada entre las esquinas de Torre y Veroes. En las tertulias que allí se organizan, y en frecuentes reuniones que se dan en los cafés o "botellerías" de la Caracas de principios del siglo XX, la joven escritora toma apuntes sobre los modismos del español caraqueño, de sus maneras, de sus variantes. Tiene una gran fascinación por el habla coloquial, pero, a diferencia de lo que estila el costumbrismo, reproducirla no será el fin de su obra, se trata sólo de un recurso para contar historias.

Comienzos literarios [editar]

Sus primeros cuentos, de corte fantástico, datan de cuando tiene 26 años. Corre el año de 1915, y para entonces la mayoría de las mujeres de su edad no se ocupan precisamente del oficio literario. Es pues un hecho excepcional lo que ocurre en sus escritos, que se ven publicados en revistas parisinas como Paris Time, Revue de L'Amérique Latine y otras más. En vista de su éxito, diferentes publicaciones venezolanas se interesan por su escritura, y así sus relatos aparecen en El Universal y en la revista Lectura Semanal.[3] En estos periódicos publica bajo el seudónimo de Fru-Fru, cuentos como Un evangelio indio: Buda y la leprosa y Flor de loto: una leyenda japonesa. Algunos de los cuentos fantásticos que publica son: El ermitaño del reloj, El genio del pesacartas y La historia de la señorita grano de polvo, bailarina del sol. Asimismo, en 1920 publica en la revista Actualidades, dirigida por Rómulo Gallegos, su "Diario de una caraqueña por el Lejano Oriente", que en realidad es una ficción basada en las cartas enviadas por su hermana en numeroso viajes. Animada por el éxito alcanzado por sus artículos y cuentos publicados en los periódicos caraqueños, se dedica con entusiasmo a la tarea de leer y escribir, y comienza el Diario de una Señorita que escribió porque se fastidiaba.[4]

Carrera brillante [editar]

Para 1921, a los 32 años, ya su nombre suena en todos los oídos de la comunidad literaria venezolana; no es para nadie sorpresa que, con motivo de la visita del príncipe de Borbón a Venezuela, se le asigne la tarea de escribir un discurso en respuesta al que ofrece doña Paz de Borbón en homenaje a las mujeres venezolanas. En esta ocasión recibe grandes elogios por la profundidad de su pensamiento y por su encanto prosístico. En 1923 se traslada a Paris. En 1924 publica bajo el seudónimo de Teresa de la Parra, su primera y más famosa novela Ifigenia, con la que participa en un concurso literario en París, auspiciado por el Instituto Hispanoamericano de la Cultura Francesa, obteniendo el primer premio. La Casa Editora Franco-Ibero-Americana de París la premia con 10.000 francos y publica la obra en francés y en español. Tanto la suma como la doble publicación constituyen logros inusuales. Su fama crece hasta convertirse en una de las escritoras más destacadas de Latinoamérica y colocarse a un lado de Gabriela Mistral,[5] con la que mantiene una estrecha amistad.

En los periódicos caraqueños reseñan su recibimiento masivo en La Habana, Nueva York y Bogotá. De esta última ciudad se menciona una recepción tan multitudinaria que la gente, agolpada por los andenes y aún sobre los vagones del tren, no la deja llegar a la puerta de la estación ferroviaria sino tras veinte minutos de esfuerzos para escapar de los efusivos saludos. En uno y otro lugar, dicta conferencias que hablan de la importancia de la mujer en la conquista, la colonia y la independencia de América.

Los años que van de 1928 a 1930 son de intensa actividad para la escritora; es invitada a Cuba para participar en el Congreso de Prensa Latina, el tema de su discurso fue "La Influencia Oculta de las Mujeres en la Independencia y en la vida de Bolívar"; pasa por Caracas y viaja a Múnich, en el marco de un festival literario dedicado a Wagner; publica en 1929 su segunda novela, Memorias de Mamá Blanca, que escribe en un viaje a Suiza.

Últimos años [editar]

Terminada su travesía, en 1931 se instala definitivamente en Europa. Lleva en proyecto una biografía de Simón Bolívar,[6] por quien siente gran admiración. Pero no logra terminarla, debido a que en esos días se manifiestan los síntomas de una grave enfermedad pulmonar. Para intentar recuperarse se interna en un sanatorio suizo, desde donde mantiene una viva correspondencia con sus amigos. Los deseos de recuperación que recibe de muchas partes de poco le sirven, pues su salud empeora progresivamente. La crítica situación europea que antecede a la Segunda Guerra Mundial la obliga a abandonar Suiza; se traslada entonces al sanatorio de La Fuenfría, en la Sierra de Guadarrama, a pocos kilómetros de Madrid. En 1934 se le diagnostica una bronquitis asmática, que finalmente acaba con su vida el 23 de abril de 1936, cuando cuenta con 46 años de edad. Para el momento de su muerte la acompañan su madre, Isabel Sanojo de Parra; su hermana María y su amiga Lydia Cabrera, escritora cubana que le dedicara a Teresa su libro Cuentos negros.

Sus restos, sepultados en el cementerio de Almudena, son repatriados en 1947 al panteón familiar Parra Sanojo y finalmente al cumplirse el centenario de su nacimiento son llevados el 7 de noviembre de 1989 al Panteón Nacional de Venezuela.

Seudónimo [editar]

En 1924, es publicada la primera gran novela de esta escritora, firmada bajo el seudónimo de Teresa de la Parra. El nombre Teresa provenía directamente de una serie de mujeres de su familia que llevaban este nombre, comenzando con su tatarabuela Teresa Jerez de Aristiguieta, prima del libertador Simón Bolívar y madre del general Carlos Soublette, héroe venezolano. Así, cambiando sólo un poco su propio nombre, utilizó el seudónimo como un antifaz con el que se ocultó a medias y con el que quedó inmortalizada.[7]

Novelas [editar]

Ifigenia [editar]

Artículo principal: Ifigenia

Ifigenia fue la primera gran novela venezolana que marca la madurez del género en las letras del país; fue escrita al terminar la Primera Guerra Mundial. Publicada en 1924, escrita en forma de diario personal, fue la primera novela escrita bajo el seudónimo de Teresa de la Parra. Refleja la inconformidad de una joven que no tiene voz propia ni posibilidad de elegir su destino en un mundo que, segúderado, en el que la mujer debe conquistar su puesto en el mundo no a través de una "revolución", sino de una "evolución" que le permita crecer como ser humano. Tal pensamiento refleja, definitivamente, su propio desempeño vital, y se adelanta como práctica de vida a circunstancias que no serán cotidianas en el mundo sino un siglo más tarde. La novela, además de un difícil e interesante tema para la época, muestra muchas de las costumbres venezolanas, especialmente, las de la vida de Caracas. Su personaje de la obra, María Eugenia Alonso, escribe en su diario: “El pensar y tener iniciativa no está bien visto en una señorita decente”,[8] y ella ve cómo ser una mujer inteligente es prácticamente un pecado, cuando toda la sociedad pesa en su contra y le pide que se calle, que se case, que se someta. En 1986 el director de cine Iván Feo, lleva la novela "Ifigenia" a las pantallas de cine.

Las memorias de Mamá Blanca [editar]

Artículo principal: Las memorias de Mamá Blanca

Es su segunda novela, publicada en 1929, considerada un clásico de la literatura hispanoamericana, constituye la primera gran novela de evocación de la literatura venezolana. Fue escrita en Europa durante una autoreclusión en Vevey, Suiza, que Teresa de la Parra se impuso para terminar la obra. En ella aborda el tema de la memoria, de la saga familiar, ilustra el ambiente de su niñez, mostrando personajes y costumbres de la época. La exploración de la intimidad de la familia de Mamá Blanca es, además reflejo de la intimidad misma del venezolano, tema que siempre le fascinó. La novela relata momentos importantes de su infancia, en especial sobre la relación con su familia. Se desarrolla en la hacienda de su padre en la que existía un trapiche para fabricar papelón. Son éstas las memorias de una jovial anciana que cuenta sus travesuras infantiles. Teresa de la Parra conoció casualmente a esa anciana, con la que no estaba ligada por ningún lazo de parentesco pero sí por misteriosas afinidades espirituales.

A lo largo de sus páginas, los ojos de Blanca Nieves van describiendo personajes emblemáticos de un país que experimentaba un profundo proceso de transformaciones políticas, sociales, culturales y económicas. Entre los personajes están Evelyn, la estricta mulata traída de Trinidad, el Primo Juancho, el ilustrado europeísta y Vicente Cochocho, peón de hacienda, quien se expresaba con palabras propias del siglo XVI. En "Las memorias se revela una autora más madura que en Ifigenia, con un refinamiento de su proverbial ironía y más agudo sentido de observación y sobriedad. n su definición, es "un banquete de hombres solo". El texto abre el camino hacia una nueva valorización de la mujer. En clave literaria, es manifestación de lo que la misma autora define como un feminismo.